Rosh Hashaná 5772

Rosh Hashaná no solo es “Año nuevo”, en el sentido convencional del término o a la manera en que se entiende el 1° de enero.

Rosh Hashaná (de nishná, vuelta, pero también de shinui, cambio) conlleva la idea de renovación, de revisión, de examen y juicio.

De ahí que la fecha no sea separable de la de Yom Kippur, Día del perdón o de la expiación, diez días después del año nuevo: ambas, juntas, expresan el meollo de la concepción judía del tiempo y de la vida. El tiempo es abierto, pero no informe. La vida, una sucesión de oportunidades de reparar y superar antiguas dificultades.

Cada año, el libro vuelve a abrirse no solo para que D’s nos inscriba o nos firme, sino también para que cada uno de nosotros relea, corrija, reescriba, agregue unas líneas a su propio libreto. Lo que significa: no todo está escrito, sin embargo tampoco es sin escritura. No todo está decidido, pero la decisión es ineludible. Y cada letra y cada decisión –como diría Nietzsche- le dan forma al futuro, definen un rasgo del mundo por venir, imprimen nuestra huella en el universo y en la existencia de los otros.

Shaná tová umetuká! (Un año nuevo y dulce)